
Descripción de El baile 2w335k
Cada martes y viernes, el escritor y guionista Pedro Saborido dice presente con Pablo Feldman para llevar adelante sus diálogos en Radioactividad por Radio Universidad Rosario 714m66
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Las 8 y 25 de la mañana está con nosotros, como todos los martes, Pedro Saborio.
Pedro, ¿cómo andamos? Muy bien, ¿cómo estás? Bien, muy bien, todo bien, todo bien.
Bueno, a ver, vamos a recordar una epidemia de baile. ¿Está bien? Una epidemia de baile se dio en la ciudad de Estrasburgo, que es en Francia, pero en ese momento, porque era 1518, ¿sí? De pronto, Frautrofó, una señora, apareció bailando en la calle y no paraba de bailar y todos miraban como no paraba de bailar y hasta que se desplomó. Durmió y después se levantó y volvió a bailar y cada vez empezaron a aparecer más personas bailando, más personas bailando, más personas... Duró como dos meses esto y murieron 150 personas, aproximadamente, de agotamiento absoluto.
No paraban de bailar, no paraban de bailar. Los motivos, o sea, hablaban de una especie de catarsis emocional colectiva y otros hablaban de ergotismo, que es una intoxicación que se da en alimentos a partir de un hongo que es el ergot, algo así se llama. Entonces, que trae compulsiones, entonces no era que bailaban, sino que lo que tenían eran compulsiones, como que entraban como un estado claro y así, digamos, y no lo pudieron parar hasta que evidentemente murieron todos. Digamos, lo que podía ser felicidad, que es el baile precisamente, que es una manera de ser feliz o de ponerse feliz, no sé.
Lo que ocurre es que a veces uno baila de felicidad y a veces se pone a bailar y se pone feliz porque se pone a bailar. Si es un momento cuando de pronto suena, vamos a hacer un ejercicio, a ver, Fiesta de 15. Primero vamos a dividirnos entre aquellos que dejamos de bailar o los que seguimos bailando, cosa que pasa sobre todo en los hombres, no en las mujeres. Hay un momento de la vida de un matrimonio en donde se toman dos caminos, el matrimonio que sigue bailando, el que incluye al tipo que lo hace por esa y que no se mueve mucho, digamos, así como unos movimientos con las manitos así, muy leves, como tratando de seguir el ritmo o con los hombros y termina siendo como una especie de heladera que va en un flete.
Y aquellos que dejamos de bailar. Bueno, a mí anotame en la primera categoría, la heladera del flete. Vas y bailas porque tenés ganas o porque ella te lo pide. Mayormente porque ella me lo pide. Bien. Además ella va y baila, o sea que si yo no voy, no voy, pero ella va y baila y a veces me encabecea y voy. Viste como es, hay una cosa por la cual las mujeres tienen una hermosa particularidad, que pueden bailar con sus amigas, ¿o no Patricia? Sí, totalmente. No hace falta en los tipos, el tipo es un rio que puede estar o no.
Vos sabés que este fin de semana se hizo el encuentro metropolitano de tango, ¿no? Y esto acá que vos decís, cuando las bandas, las orquestas tocaban, mucha gente salía a bailar, pero salían chicas, con chicas.
Sí, por supuesto. Porque hay pocos hombres por ahí que se animen y ellas me encaran. Bueno, acá tenemos uno nosotros, acá tenemos uno, lo tenemos a John Travolta.
No, John Travolta no, pero yo soy de los que van, no me tienen que llamar, yo voy, tango, folclore, lo que venga, cumbia santafecina, cuarteto, rock and roll, todo.
Bien, a ver, Bisu, tres disparadores básicos para salir a la pista, porque hay disparadores.
Yo propongo estos, muy básicos, ¿no? El comienzo de New York, New York, de Sinatra, el acordeón del Bombón Asesino, los violines de Last Train to London.
No, el arranque. Satisfaction, sumame satisfaction. También, y a la gente, son esos momentos que la gente dice, ah, esto lo tengo que bailar, ¿no? Claro. Y The Final Countdown.
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