LA AVENTURA DEL POSEIDÓN 6g5g5j

...se hundió. Hubo sólo unos pocos supervivientes.
¿Esta es su lista de máquinas? ¿Está ahí el jefe?
Sí, señor.
Aquí el capitán, que se ponga.
Máquinas, dígame.
Joe, ¿qué demonios pasa? ¿No puede hacer nada más con esos estabilizadores?
A los estabilizadores no les pasa nada.
No está en los estabilizadores el problema.
Lo que me está volviendo loco es esta bomba.
Y ya saben quién tiene la culpa de todo.
Ese malnacido Belinarcos.
¿Quiere repetir eso último? Lo tengo aquí, a mi lado.
Está bien, Joe. Haga lo que pueda hasta que amaine el temporal.
¿De dónde diablos vienes, muchacho?
De mi camarote.
¿Y no te das cuenta de lo peligroso que es salir de allí?
Usted dijo que viniera cuando quisiera.
Soy Robin Shelby. ¿No se acuerda?
Señor Shelby, ha elegido usted el momento preciso para aceptar mi invitación.
No te asustan estas olas, ¿eh?
Yo he practicado el surf, ¿sabe?
Y sobre olas más grandes que estas.
Estas son de 12 metros.
Bueno, algunas llegan a los 100.
Yo no las he visto de más de 20. Asegura el rumbo.
Sí, señor.
Atraviese. Muy bien, señor.
Siga atento.
¿Están listos los salvavidas?
Excepto los de la cubierta C, señor.
Cuando ordeno que estén listos, todos incluyo la cubierta C.
Vaya allí.
Sí, señor.
Caramba, estos sí que son olas.
Señor Shelby.
Sí, señor.
Continuaremos nuestra charla en cualquier otro momento.
¿De acuerdo?
Sí, señor.
Podemos vernos en un serio aprieto, Belinarcos.
Se lo advertí.
En el altar debimos cargar más combustible.
Ya ve usted cómo vamos.
Cuando esa bomba esté reparada,
nuestro mayor problema será la falta de lastre.
¿Quién es el siguiente?
Señor y señora Rojo, M-45.