Anarkismo y euskalherria 4c4l31

Ya hemos hablado de eso, pero en fin. Quiero insistir en otra cosa que es muy importante.

Y es que, claro, hablamos de la doctrina nacionalista, doctrinas racistas, teorías.

Muchas veces la vida en Colombia es muy jodida. Hay montones de cosas en las que pensamos yo soy revolucionario. Pero tienes unas prácticas que no son. ¿Y por qué no son? Porque no las has criticado. O sea, todo aquello que no has criticado en tu vida, corrientemente, todo lo que no has criticado, no viene de la nada, no es natural. ¿Te lo ha dado quién? La ideología de la clase dominante o la ideología dominante. Hay montones de cosas que tú vas a pensar, conforme a una ideología opresiva dominante, porque no las has criticado directamente.

Y mientras no las critiques, por muy majo que seas en todas las demás, y mientras no las critiques. Acordaos de lo que os he dicho.

Ahora, la guerra civil. Los anarquistas se desarrollan en Euskalia a partir de la que ya sabéis, la gran industrialización de finales del siglo XIX. Y es aquí, sobre todo, en la margen izquierda, donde se desarrollan. Es una historia maravillosa, ejemplar.

O sea, los anarquistas aquí, en esta tierra, desarrollaron verdaderamente toda una contrasociedad proletaria. Y cuando digo contrasociedad, quiero decir que no había solamente el hecho de ser un proyecto de revolución social, un sindicato como el CNT, e incluso grupos armados. Había también un modo de vida diario, basado en lo que se llama Orwell.

Se me ocurrió que se basaba en Orwell, que estuvo en Cataluña, luchando en la guerra civil. Estuvo con los turquistas, luego estuvo en el frente de Aragón con los anarquistas.

Orwell, lo de libertad, igualdad, fraternidad, no había cambiado. Mencionaba libertad, igualdad y decencia. Decencia, sí, sí, pero la decencia común. Y para él la decencia era lo que él decía haber visto entre los campesinos españoles, a Aragón, catalanes también, cuando dices entre nosotros que nos estamos viviendo juntos y que estamos intentando tener juntos una actividad, hoy esto no se hace. Y esto sí se hace. Y a la gente se le ayuda y no se engaña y no se roba esa decencia común, ¿entendéis eso? Y dice que eso en las casas proletarias se encontraba.

Hoy en día ya no lo sé, creo que la cultura se ha deshecho mucho, pero en una cierta época yo conocí esa decencia común, yo la conocí, creo que sí. Y aquí esa decencia existía. Y había un apoyo mutuo que se podía concretar en sociedad, este apoyo mutuo o en prácticas. Había escuelas públicas, había una prensa educativa, toda esa gente estaba aquí funcionando. No voy a hacer su historia, hay gente que la conoce mucho mejor que yo, les voy a recordar solamente una historia personal. En mi casa, en mi historia, en un taller de escuelas populares, había un banco para que la gente pudiera sentarse cuando venía.

Cuando yo era pequeño me acuerdo que venía un hombre grande, enorme, que tenía unas manos como tres veces las mías, enormes, unas manos, yo pequeño, yo estaba sentado y le llegaría aquí y le trababa las manos enormes. Todo el mundo le llamaba el señor Jesús. Y le llamaban el señor Jesús. Y eso era una alfabeta. Era uno de los que en el año 33, en una vacía, ¿sabéis dónde estaba vestido? Habían entrado con los de aro y con los de botones para hacer un movimiento social libertario.

Y habían salido a la calle, habían tirado un cohete, para decir que ellos venían, los de aro y los de botones no acudieron, los bondidos de ellos se bajaron, ellos sacaron la bástila y movilizaron a la Guardia Civil con la escopeta, fueron al Ayuntamiento la de noche, sacaron todos los títulos de propiedad que había en el Ayuntamiento, les tiraron piedra plaza, les dieron fuego, esa era la cosa. Proclamaron la República Libertaria. Les echaron mano, después la Guardia Civil, fue a Montjuic, les metieron muchos asesinos en la cárcel, se les pasó muy mal. Les liberaron gracias a las elecciones de Frente Popular. Después votó muchos anarquistas por ser de la amnistía.

Hizo la guerra civil, la perdió. Los metieron en el campo de trabajadores. Su mujer, la pobre, también la metieron en prisión. Sus dos hijos, que eran muy amigos de Ministro de Acación, los metieron en el hospicio en Vitoria y pasaron un frío horrible, y el señor Pedro Acos, el hijo de Rojos, los metieron. A ese señor le tenían un respeto terrible. Era el señor Jesús. Un respeto enorme, yo soy reconocido en todo el mundo.

Ese respeto es que yo tenía para todos los que aquí había, para toda la historia del anarquismo en la marca izquierda, de los partos que la presa de licencia que tuvo del anarquismo combativo en la marca izquierda.