AGUSTÍN LAJE DESTRUYE LEY ANTIHOMBRES 265m12

Y como feminista y como activista quisiera preguntarle hoy día al señor Laje, que tanto habla y se manifiesta en contra de todo lo que significa el género y el feminismo.

Quisiera preguntarle respecto de la ley 21.675 que entró en vigencia en Chile, ¿cómo se puede estar en contra de lo que significa la violencia de género y todas sus formas de representación cuando se habita un cuerpo hetero, cis, blanco, lleno de privilegios como el suyo? Acá hay varias cosas. En primer lugar, yo no habito un cuerpo. Yo, entre otras cosas, soy este cuerpo. Fíjate qué curioso los... No, no, no. Es que no es una diferencia menor. Yo no habito un cuerpo. Yo, en todo caso, soy alma y cuerpo.

Pero cuando ella dice tú habitas un cuerpo, ¿hacia dónde va eso? Porque uno no la pilla, no la entiende.

No, porque son problemas filosóficos. Es una espiritualización de la existencia que, lo que decíamos recién, desarraiga la identidad humana de su dimensión material. O sea, la identidad humana está corporizada. Yo no soy un espíritu flotante que vino a hacerse de este cuerpo hetero, cis, blanco, privilegiado.

Es decir, hay una unidad en mi ser. Hay una unidad en mi ser.

Para entender un poquito hacia dónde va el tiro, y corrígeme el tiro. Cuando ella dice, o cuando te dicen, porque estas son frases que uno quizás va a empezar a escuchar más frecuentemente. Cuando tú habitas un cuerpo.

Sí, totalmente.

Eso quiere decir que quizás yo estoy habitando el cuerpo equivocado.

Exacto. Vas muy bien por ahí. Quiere decir que mi verdad no es este cuerpo. Mi verdad es mi espíritu que es capaz de determinar la realidad de lo que es mi identidad. Eso es mentira. Eso es mentira.

Vamos a continuación a conversar con Agustín Laje, que está junto a nosotros. Agustín, bienvenido. Un gusto recibirte.

Gracias por invitarme.

¿Cómo estás? Muy bien, muy bien. Bajándome del avión.

Bajándote del avión, ¿no? Bajando. Vengo de Estados Unidos. Por eso tengo los ojos como los tengo. Me han puesto un poco de maquillaje para disimular.

Estás viviendo entre España, Argentina y recorriendo distintas partes de Latinoamérica y América.

Y un tercio del año estoy en cualquier otro lugar, que no es ni España ni Argentina. Un tercio estoy en España y otro tercio estoy en Argentina. Y ahora, por ejemplo, toca Chile, que hace varios años que no vengo, además.

Fíjate que estaba leyendo un poco tu historia, Agustín. Eres muy joven. Entonces, intelectual, líder de la nueva derecha, la batalla cultural.

Y digo, es de los intelectuales más jóvenes que me ha tocado entrevistar o conocer.

Bueno, yo nací en el 89, 1989, el año de la caída del muro de Berlín. Me dejo también la barba para aparentar un poco más.

Que te dijeron, Agustín, tienes que dejarte un poco de barba.

Y hace varios años, Página 12, que es el diario más zurdo que hay en Argentina, se me reía por lo inverbe. Así que les mostré que, bueno, que también los de derecha podemos usar barba.

Oye, esta chapa o esta figura de ser como el líder, el propulsor, un intelectual que está detrás de la batalla cultural, por parte de la derecha, me gustaría primero entender un poquito qué es esto de la batalla cultural.

La batalla cultural es un término que le dio sentido a la acción de muchas personas que estaban inconformes con lo que podemos llamar el consenso progre.

El consenso progre son todas esas ideas, que en verdad no son ideas, sino que son slogans, latiguillos, frases armadas, pensamiento único.

Había gente que no estaba conforme con eso y que empezó a opinar distinto.

Y al opinar distinto empezó a romper algo que se llama la espiral del silencio, que es básicamente la autocensura.

Había mucha gente fingiendo una serie de cosas.

Gente fingiendo, por ejemplo, que yo por auto percibirme mujer podía ser una mujer.

Gente fingiendo, por ejemplo, que el feminismo servía para disminuir la violencia contra las mujeres.

Gente fingiendo que redistribuyendo la riqueza podemos volvernos todos más ricos.

Gente fingiendo un montón de cosas que todos sabíamos que eran mentiras, pero nadie se animaba a decirlo.

Aquellos que empezaron a levantar la voz empezaron a decir, estamos dando una batalla cultural.

Y ocurrió que eran muchos, y ocurrió que esa batalla cultural rápidamente empezó a trasladarse a batallas electorales.

Y esas batallas electorales empezaron a obtener resultados muy claros en las urnas.

Argentina, por ejemplo, con la figura de Javier Milei, es el ejemplo más claro de la región, a mí me parece.

Porque Javier ha estado de este lado de la batalla cultural durante muchos años.

Yo he dado charlas con él.

Pero muy cercano Javier Milei.

Sí, muy cercano.