89 PODCAST UNICA. Cómo disfrutar de la comida, con la psicóloga Teresa Terol 46702b

¿Dedicamos buena parte de nuestra vida al trabajo, pero qué es lo que hace que este merezca la pena? ¿Queremos dejar huella en nuestro paso por el mundo o que las generaciones futuras se encuentren con algo mejor? Somos una cooperativa y como tal compartimos valores sobre los que construir un mundo más sostenible a nivel ambiental, social y económico.

Mi nombre es Maribel Amat y quiero darte la bienvenida al podcast de Única.

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Hoy tenemos el placer de contar en el podcast de Única con Teresa Terol, psicóloga, experta en conducta alimentaria, bienestar emocional y desarrollo personal. Tenemos además la suerte de conocerla muy bien desde Única y hoy viene a hablarnos de su libro Mente Umami. Vamos a hablar con ella de cómo disfrutar de la vida y de la comida desde la conciencia y no desde el castigo.

Teresa, buenos días, muchísimas gracias por unirte de nuevo una vez más al podcast de Única.

Nada Maribel, gracias a ti de verdad que desde el primer día me habéis hecho sentir como en casa, así que encantada de estar aquí una vez más y las que haga falta.

Que bien. Teresa, vamos de lleno ya con tu libro. Hay un tema que se menciona y bueno me gustaría empezar por ahí la entrevista porque es quizá la base de todo. Hablas de que la educación que recibimos desde pequeños no favorece nuestra relación con la comida. Por ejemplo, si un niño tiene un buen comportamiento se le premia pues con chocolate o con una chuchería y en cambio si se porta mal pues le dicen bueno pues toma, cómete la fruta de postre. ¿Por qué actuamos de esta manera? Es tal cual estás diciendo, es decir, el problema que tenemos es que nos relacionamos con la comida desde el mismo momento que nacemos pero la educación alrededor de la comida es compleja, no es nada sencilla y está cubierta por múltiples factores. En este caso la psicología demuestra que no somos de una manera, no es como que yo tengo tendencia.

Podemos tener ciertas predisposiciones pero todo lo aprendemos y la forma en la que nos relacionamos con la comida también y como tú bien has dicho pues vivimos en un entorno complicado. ¿Qué pasa? Que por un lado tenemos los reforzadores de que todo se celebra, se refuerza con comida, es decir, la comida ya no es sólo algo que nos nutre sino algo que utilizamos desde bien pequeñitos para premiar o castigar. Si es un día de celebración comemos algo rico, si es un martes cualquiera pues no, hoy toca lentejas, que no me gustan las lentejas, bueno pues si quieres las comes y no las dejas. Es decir, de alguna manera es como que se aprende que los momentos de disfrute, de placer están asociados con comida placentera y en cambio pues también a la conducta.

Como tú bien decías, cuando algo sale bien lo celebramos comiendo, si te has portado mal en este caso pues entonces no hay helado y entonces crecemos aprendiendo alrededor de este premio y castigo alrededor de la comida y se acaba convirtiendo en una forma de calmarnos, de respetarnos, de relajarnos, de cubrir aburrimientos, de cubrir enfados y acabamos tapando todo con comida. Eso por un lado, pero es que además también está el hecho del entorno, del ambiente donde la comida ha cogido un punto que nada tiene que ver con la nutrición, ha cogido un valor de marketing, de que al final no son comidas, son inventos, no son alimentos, son inventos, que está genial, que esto no va de que no podamos disfrutar comiendo o disfrutar de estos inventos, el problema es cuando ya ni siquiera se distingue entre comida e inventos y todo está preparado y seducido para que nos enganche.

Ya has mencionado un poco el tema, pero quiero andar en ese concepto de hambre emocional, no comemos para alimentarnos sino para gestionar nuestras emociones ya sean buenas o malas. Entonces Teresa, en un mundo lleno de productos adictivos y de ese estilo de vida sedentario que desgraciadamente llevamos, ¿cómo podemos identificar y cambiar esos patrones mentales que nos llevan a comer por estrés, por ansiedad, por tristeza? Claro, ¿qué pasa? Que no solemos decir uy tengo ansiedad, voy a comer, no solemos decir uy que hambre o de repente estamos aburridos y uy que hambre, de repente tengo un mal día y mira que ganas de llegar a casa y comerme una pizza. No decimos estoy enfadada, frustrada, tengo hambre, al final simplemente lo enganchamos pero no nos damos ni cuenta, entonces claro no podemos a nivel cambiar lo que no identificamos,