
3-1. Los asesinatos de Manhattan. Pendergast. Audiolibro 3j1q4z
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3-1. Los asesinatos de Manhattan. Pendergast. Audiolibro. Douglas Preston y Lincoln Child. 3c1l6e
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Los asesinatos de manhattan de douglas preston y lincoln child uno pitbull boxer miraba la obra y le daba asco el capataz era un cabronazo los trabajadores una pandilla de inútiles lo peor que el que manejaba el chat no tuviera ni pajolera idea de excavadoras hidráulicas sería cosa del sindicato gracias a alguna amistad influyente el caso es que le daba unas sacudidas al cacharro que ni que fuera su primer día en la p de queens bóxer cruzado los brazos musculosos observaba los mordiscos de la cuchara y los cascotes de la vieja casa de pisos la cuchara se abatió frenó bruscamente con un chirrido hidráulico y reanudó sus zarandeos en diversos ángulos vaya gentuza de dónde lo sacaban oyó pasos en la grava y se giró era el capataz con una capa de sudor y de polvo en la cara bóxer que pasa que tienes entre dale de platea bóxer haciéndose el sordo flexiona los músculos de sus fornidos brazos en aquella obra el único que sabía de construcción era él por eso los demás le tenían rabia pero a él le daba igual le gustaba estar solo oyó el ruido de la excavadora horadando el sólido relleno de la pared antigua habían despejado el estrato inferior el de las edificaciones más antiguas y parecía una herida recién hecha encima asfalto y cemento debajo ladrillos y cascotes a continuación más ladrillos y por ulti timo tierra afianzar bien los cimientos del bloque de pisos de cristal clavarlos en el lecho de roca exigía llegar hasta muy hondo se fijó en lo que había detrás del solar una hilera de casas rojizas del lower east side muy perfiladas en el resto del de la tarde algunas las acababan de reformar las demás no tardarían otro barrio que se aburguesada bóxer está sordo volvió a doblar los brazos y se le pasó por la cabeza la idea de pegarle un buen par de puñetazos en la cara colorá dota de aquel tío venga mueve el culo que esto no es un peep show el capataz señaló la cuadrilla de boxer con un movimiento de cabeza pero sin acercarse mejor para el bóxer miró a los del turno y los vio afanándose encargar ladrillo yo y un volquete seguro que en el barrio habría algún yupi enrollado que se las compraba cinco dólares y cuanto más zarrapastrosos mejor echó a caminar pero despacio para que el capataz viera que no tenía prisa se oyó un grito y de repente el ruido de la excavadora paro el chat había perforado un muro subterráneo y detrás se veía un agujero obscuro e irregular el capataz se acercó con expresión ceñuda y los dos hombres iniciaron una viva conversación bóxer era su voz la del capataz ya que no pegan ni golpe tengo otra fa nenita para ti boxer modificó sutilmente su trayectoria como si ya la hubiera elegido así de antemano y sin alzar la vista en reconocimiento de haber oído la orden dejó que su actitud expresar a todo su desprecio por el escuálido capataz se le plantó delante y le miró fijamente las botitas de trabajo polvorientas pies pequeños pica corta poco a poco levantó la cabeza bienvenido a la tierra a peggy mira la empresa de boxer al agujero se redujo a un vistazo saca la linterna la desprendió era amarilla con agarre de goma de un bucle de los pantalones y se la dio al capataz que al encenderla como si viera un milagro exclamó hombre funciona el capataz se agachó en aquella postura de puntillas sobre una montaña de cascotes como un señorito y con la cabeza y el tronco metidos en el boquete parecía tonto de remate dijo algo pero no se le oía bien se apartó parece un túnel se pasó la mano por la cara de dando una raya de polvo larga y negra o qué pestazo que has visto a tutankamón preguntó alguien se rieron todos menos bóxer quien coño era ese espero que no sea ningún rollo arqueológico el capataz se giró hacia bóxer piggy tú que eres tan alto y tan fuerte métete y nos lo cuentas boxer le cogió la linterna trepó por la montaña de escombros sin mirar a los maricas de sus compañeros y entró por el agujero que la excavadora había hecho en la pared arrodillado
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