2025_4 | ¿Por qué no nos enseñan a afrontar el desamor? 2o3ql

No se trata tan solo de olvidar, de pasar página, de intentarlo de nuevo, de construir algo desde cero, tal vez con otra persona.

La pregunta de hoy es, una vez que hemos vivido el desamor, que hemos amado y perdido a esa persona, no nos da por pensar por qué no nos han enseñado a afrontar este momento.

Un momento difícil, un momento para el que no tenemos herramientas, no sabemos cómo afrontar el desamor cuando llega.

¿Nos podrían haber preparado antes? Con Juan José Candón hablamos del amor.

El otro día, hablando con Antonia Rudilla, que es la directora gerente del RELÉ de París, donde nos encontramos, aquí en la calle Velázquez 11 de Madrid, salió el tema, y es que es verdad, en ningún sitio nos preparan para afrontar el desamor.

Sí, efectivamente, porque yo he tenido un...

Bueno, todos hemos tenido desamor.

En mi caso fue súper desamor.

Y me encontré en que nadie, nada, no sabía nada, nadie me había dicho nada, nadie me había preparado, aunque fueras a un psicólogo, aunque fueras a un amigo que te escuchaba, para aceptarlo, primero.

Segundo, esa rabia, esa ira, esa desesperación incontrolable, en mi caso, que no sabes canalizar.

Nadie te ha enseñado a qué te puede pasar, a que puedes tener dolor, porque es dolor, y es dolor físico, en mi caso, también.

Luego, sensaciones que se van poco a poco desarrollando y que las tienes que aprender a canalizar y tú misma afrontarlas y luego volverte a encontrar.

Son muchas cosas que pasan.

Y sí que te enseñan a amar.

Tus padres te los ves que se aman.

En la adolescencia es fácil amar.

Tienes pequeños desengaños, ya más madura y más adulta.

Y, entonces, cuando amas, como yo entiendo que debes amar dándolo todo, efectivamente, sobre todo siendo muy consciente de lo que entregas a la otra persona, cuando te llega ese desamor que no te avisa, que llega así, ¡pumba!, de la noche a la mañana, en un estado de amor, eso es algo de locos, y sin ninguna preparación, es lo que pienso.

Aquí, en la mesa, tenemos a su lado a Juan Pedro Tudela.

Juan Pedro, buenas.

Hola, buenas tardes de nuevo.

Aquí estamos y, bueno, tu pregunta me imagino que es para todos, y la vamos a ir contestando todos.

Efectivamente, nadie te prepara para el desamor, pero desamores hay de muchos tipos.

Hay desamores que son el desencanto con el amor familiar, la gente que no tiene ese amor de la madre idílico convencional, que a mucha gente le pasa, el fracaso en una relación, que es también un gran desamor, el desamor porque desaparece esa persona por accidente, por muerte, por fallecimiento, por cualquier motivo.

Todos son desamores al fin y al cabo porque te quedas colgado de la brocha, realmente, como diríamos, quitándole un poco de trascendencia y dándole un poco de sentido al humor, pero ¿quién porras te prepararía para eso? ¿Quién sabría? Es que cada desamor es distinto.

Mi desamor, o sea, desaparición del amor por muerte accidental de mi pareja es distinto, con lo cual, las fórmulas, ¿quién las tendría? Te van a preparar para un desamor genérico, para una especie de Juegos Reunidos Hyper, donde estén todos los tipos de desamores.

Entonces, creo que sería algo imposible que por cosas de la vida lo tenemos que aprender cada uno solitos, apoyándonos, como ha dicho Antonia, en los amigos, en los psicólogos, en profesionales, en un cura, en un familiar, porque si no es imposible que nos prepararan para cualquier tipo de desamor, y es que cada persona es un desamor distinto, totalmente distinto.

Hablando de psicólogos, tenemos en Baleares, creo, a la psicóloga Adriana Odone.

Adriana, muy buenas.

Hola, han tocado un punto muy importante, porque Juan Pedro hablaba de las diferentes pérdidas que uno puede vivir, los duelos que puede pasar.

Pero hoy, concretamente, como escuché lo que también planteó Antonia, estamos hablando del amor, del duelo afectivo, cuando la persona sigue viva y ya no está en nuestras vidas, y estamos sufriendo por lo que ha pasado, evidentemente no se nos enseña a gestionar, porque tampoco se nos enseña a gestionar nuestras emociones.

¿Quién de pequeño se acuerda