
191 Una escisión, unas brasas ardientes y el último león (sin duende). 4v6a3r
Descripción de 191 Una escisión, unas brasas ardientes y el último león (sin duende). 13155o
Un nuevo episodio cada lunes. Antonio tiene mucho tiempo libre y quiere pasarlo con su Bruno. Amador intenta ser monologuista. Menchu pide a Rebeca que la ayude a parar la nulidad del matrimonio de Yoli, sin saber que es la abogada de Óscar y que se ha liado con él. Maite disfruta de su trabajo como prometida de Agustín. Fina hace un descubrimiento sobrecogedor sobre sus ex. 2c1y1k
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¡Toño! ¿Qué? ¿Las 5? ¿A repartir? Yo, si he dimitido. Déjame dormir.
¿A qué? ¿En serio? A partir de ahora, soy un mantenido, como tú los últimos 30 años.
Me levantaré tranquilamente a las 10 para ir a desayunar a la cafetería.
Un colacao, sin grumos.
¿Y para qué pones el despertador? Para darme el gusto de apagarlo.
¡Venga! ¡Corre a vestirte, que te van a robar los rodaballos buenos! ¡Cristo bendito! ¡Y me sigues debiendo el finiquito! ¡Sí, el finiquito te voy a dar yo aquí! ¡Toda la capa para mí! ¡Ja, ja, ja, ja! La que sé a decir.
Buenos días.
¿Qué tal tu primera noche conmigo? Puntuado en una 10.
Ocho.
La patada que me has dado a las cuatro y cuarto te ha bajado un poco la nota.
Perdón, es que era un superviviente del Titanic y los de tercera clase querían subirse a mi botella.
¡Qué salvavidas! Muy solidaria, ¿eh? Despierto, soy mejor persona.
Ajá.
¡Hostia, la loca! ¡¿Qué?! ¿Qué ha pasado? ¡Ay! Creí que me desvanecía.
La abrumadora belleza de la luz del avanecer entrando por tu ventana ha provocado en mí una feroz palpitación como esténdal.
Cuando contempló la basílica de la Santa Croce de Florencia, he sentido la necesidad de compartir contigo esta emoción.
Eh, Victoria, que estaba durmiendo.
¡Shh! Contempla conmigo este cielo.
Déjame regalarte este momento.
¿Todo bien? Sí, la señora marquesa, que ha tenido un estendalazo.
Me voy a mis aposentos, querido.
Avísame cuando esté preparado el desayuno.
¿Pero esta señora dónde se cree que está? ¿En Downton Abbey? No me cuesta nada.
¿Pero cuándo se va a ir? A ver, que su vida está en peligro, que su hermana, la psicópata asesina, intentó disolver la nácido.
La entiendo.
¿A la loca o a Victoria? ¿Pero por qué se te tiene que acoplar aquí? ¿Te acuerdas de Fermín Trujillo? Te he hablado de él en alguna sesión.
El parásito de los espetos.
Por su culpa, profané la tumba del supuesto hijo muerto de la hermana loca, que luego no estaba muerto.
Se lo había robado Victoria porque la loca se había tirado a su marido con la mala suerte de que se quedó embarazada de Aljimirín.
Entonces, Aljimiro, el patriarca, le cerró a la loca haciéndole creer que su hijo había muerto y se lo dio a la otra para que criara a ese hijo bastardo fruto del adulterio.
En fin, que destapea ahí un secretillo familiar que ha enredecido un poco el ambiente entre ellas.
Bruno, hay cosas que no me has contado en terapia.
El caso es que ahora, hasta que detengan a la hermana...
Nos comemos a la marquesa.
La policía nos ha dicho que es cuestión de tiempo.
¿Cuánto tiempo? Eso no nos lo ha sabido decir.
Me voy a duchar, que tengo pacientes.
Pero no te enfades, ¿eh? No, no.
¿Me quieres? ¿Eh? Uy, perdón, igual es un poco pronto, ¿no? Bueno, a ver, así de buena mañana...
Vale, vale, cariño, es que como estamos viviendo juntos, me pierdo con los ritmos.
Cariño, sí...
Sí, sí, cariño, está bien.
No me gusta meterme en la vida de los demás, pero esa arpía no me gusta para ti.
Gracias, Victoria.
De nada.
Avísame cuando esté el desayuno.
Sí.
¡Fina! ¿Me acompañas a ver a mi alquilada? Ay, no puedo, tengo que ir a dar de comer a mis amores.
Uy, alzulo ahora, qué pereza.
Estoy por dejarles un saco de pienso.
¿Y eso? Para bañarles, que huele el zulo que alimenta.
¡Oh, hija mía! ¿La lata que te da tener encerrados a esos dos te compensa? Pero es que leí en un artículo que a partir de una edad es muy importante tener hobbies.
Ah, bueno, pues nada, luego me cuentas.
¡Dales recuerdos! De tu parte.
¡Adiós! ¡Adiós! ¡Soy Menchu, entro! ¡Menchu, qué te he dicho! Voy a cambiar la cerradura.
¡Ah, a mí, mientras me des la llave! Escucha, que he venido a darte la oportunidad de redimirte.
¿Redimirme? ¿Yo? Pero si eres tú la que me coloca cámaras y me allanas con una bolsa en la cabeza.
¡¿Me quieres dejar hablar?! Mi yerno le ha pedido la nulidad matrimonial a mi niña.
Ah, ah, vaya.
Sí, sí.
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