176. Análisis Etapas [1-3] Giro de Italia 2025 2t4z1x

Abemus Giro. Tres etapitas por Albania y ya tenemos el especial ciclismo sin spoiler.

Prepárate para topicazos macarronis, landismo, juegos de palabras terribles, ayusoneta, etcétera. Programita cortito y al pie, como Froilán. Poco más que añadir. ¡Palantiii! Muy buenas, bienvenidos, bienvenidas, bienvenidas. Episodio número 176, pero bueno, el segundo de los cinco del giro sería. Esto es el podcast de ciclismo sin spoiler, ecosistema ciclista con un montón de productos.

Nos estamos haciendo un hueco en esto del podcasting y nada, tenemos un montón de cosas. Ahora comento alguna. Darle like, suscribiros y si lo estáis viendo en YouTube ahora en directo, saludar. Y si no lo estáis viendo en directo, pues comentar. Bueno, también lo subimos a iBooks, a Spotify, a un montón de plataformas por ahí.

Un poco tarde a veces, pero...

Sí, vamos a intentar que esté mañana. O sea, sí, que esté cuando lo estéis escuchando, seguro que está.

Eso seguro. Si lo están escuchando, creo que no queda más remedio que este.

Y nada, hoy está por aquí Pandin, muy buenas. Molt bona nit.

¿Por qué será eso? Un saludo. Salva muy buenas.

Buenas noches, ¿cómo estamos? JF.

Hola, buena nit. Hoy no hay anécdotas, ¿no? No, si quieres puedes decir algo, eres libre.

¿Puedes intentar otra vez explicar cómo no es mano? Voy a pasar de eso.

Vale, vale.

Bueno, los que están en el club ya lo habrán leído que el otro día me dio por salir a correr con la genial idea de, como no tenía nada que hacer, pues salir sin tiempo fijo de vuelta. Acabé haciendo mi primera media maratón en mi vida, no había pasado de 15 kilómetros nunca, con la gran noticia de que cuando acabé de correr, bueno, realmente no había acabado porque me llevaba un kilómetro luego para volver a casa, iba a seguir ya de camino, y me di cuenta de que no llevaba las llaves, lo cual provoca que tenía que recorrer, re-recorrer 21 kilómetros buscando las malditas llaves.

Hostia.

Después de recorrer cuatro o así, siendo la 10 de la noche dije, voy a llamar a mis padres, que todavía es hora de que vengan desde el venidor porque justo toda la gente tiene llaves de mi casa y no hay nadie en Valencia. Entonces, llamé a mis padres, se pegaron el susto de la hostia de qué pasa y cuando estaban de mitad de camino, claro, yo no podía entrar a mi casa, iba en manga corta, pantalón corto, sudadísimo entero, solo podía beber agua de la fuente que había por ahí, y cuando llegué a mis padres a mitad de camino conseguí encontrar las llaves que habían sido atropelladas por un coche y un buen samaritano les había colocado encima de una de estas cajas de los semáforos y estaban en el primer kilómetro de la carrera, así que no llego muy lejos, pero bueno, las llaves funcionan perfectamente.

Pero tú, dentro de la mala suerte, has tenido suerte.

Pero era carrera, carrera de venir.

No, no, salí a rodar porque no tenía nada que hacer por la tarde y iba a ritmo cómodo, pues dije, bueno, hasta que me canse. A partir del kilómetro 17 ya me empezaba a cansar, pero claro, estaba lejos de casa y tenía que volver, no me quedaba otra.

Si eso me pasa a mí, lo normal es que mis padres no me hubieran cogido el teléfono, las llaves las hubiera atravesado una moto, hubiera terminado contra una farola y yo arrestado en comisaría o algo así, por intento de homicidio.

Me hizo gracia cuando dijiste, yo no tengo la culpa de vivir en una ciudad diferente que mis padres, digo, hombre, si alguien tiene las culpables tú.

Sí, técnicamente sí.

Bueno, a ver, estoy en su casa al final, entonces, si ellos no tuvieran esa casa, yo no viviría ahí. Indirectamente es culpa suya.

Cuál es la cazadura.

Pero bueno, al final el problema resulta.

A ver, si hubiera tenido a mi novia o algo en Valencia que tenía llaves, pues hubiera, probablemente hubiera seguido buscando y las hubiera encontrado antes de avisar a nadie.

Pero claro, sabiendo que la persona más cercana está a hora y media más lo que tarden en coger el coche y demás.

Antes de que sea más tarde, mejor que pasen una noche a la intemperie.

Pero lo malo es que encima le llama hasta mitad de camino.

No, o sea, claro, le llamé.