#158 Sergio Parra: esclavos del estatus 49555l

Bienvenidos a El Rincón de Aquiles, el podcast para entender el mundo un poco mejor, con David Valero y Javier Aguayo.

Muy buenas, Javi, ¿qué tal estás? ¿Qué tal? Buenas tardes.

Pues por aquí otra vez.

Muy bien, yo también.

Tenemos un invitado muy especial que, además, repite por segunda vez en El Rincón de Aquiles.

Bienvenido, Sergio.

¿Qué tal estás? ¿Qué tal? Bien hallado.

Pues un placer repetir con vosotros.

Ya hacía como dos, tres años, ¿no?, que me pasé por aquí.

Dos añitos, sí, sí.

El Rincón de Aquiles se llevaba un año más o menos, de hecho, no estaba Javi, estaba un Sergio San Juan.

Y se ha dejado bigote, Sergio San Juan, que se ha cambiado el nombre ahora que es tan fácil además cambiarse el DNI y esas cosas en España.

Bueno, empezamos ya fuerte, ¿eh? Empezamos fuerte, sí.

Joder, joder.

Bueno, para quien no conozca a Sergio Parra, no sé cómo describirte, escritor, divulgador o científico, lo que sí diría una de las mentes más inquietas que conozco.

Bueno, colaboras con medios como National Geographic, Chataca, muy interesante, YotDown y has publicado más de una decena de libros donde has explorado desde la ciencia hasta la filosofía y el pensamiento crítico.

Y de hecho, hablando de pensamiento crítico, en tu último libro, Sapienciología, que quien nos vea en YouTube, tengo por aquí, recomendadísimo, luego hablaremos más de él, es un fascinante viaje a través de 78 ideas que desafían nuestra forma de pensar y nos invitan a ver el mundo con una mirada más profunda y curiosa.

Y también escribes en una newsletter llamada Sapienciología de manera semanal, aunque bueno, creo que vas un poco mandando ediciones cada 2-3 días, un poco según lo que tengas que contar, que también la recomiendo muchísimo.

Así que bienvenido, Sergio, vamos a hablar de muchas cosas, pero quiero empezar por la que a mí más me ha llamado la atención de estos últimos meses que te llevo siguiendo y leyendo, y es tu posición crítica contra la razón.

Por poner precisamente un poco en contexto al oyente, vivimos en un mundo cada vez más obsesionado con la razón y el pensamiento lógico, pero aquí nace una pregunta y es ¿y si la razón no es el camino hacia la verdad, sino una herramienta de justificación? De hecho, Sergio, como te comentaba, en tus escritos me pareces cada vez más escéptico respecto a la razón, o no solo a la razón per se, sino a las bondades que nos cuentan sobre la razón, sino que parece más bien que es útil para justificar las ideas de nuestro grupo.

¿Qué ideas has descubierto por el camino para llegar a esta conclusión? Y esta posición algo más crítica contra la razón.

Bueno, yo siempre he sido bastante racionalista en general, vengo de una tradición muy ilustrada, pero es cierto que de un tiempo a esta parte, últimos dos, tres años, cuatro años, cada vez he estado virando ligeramente más hacia una idea un poquito más postmoderna o relativista, en el sentido de no solamente porque considero que es muy difícil aprender con H determinadas verdades, sino porque realmente el racionalismo está muy bien, pero creo que en el fondo es una herramienta poderosa para muchas funciones, para muchos objetivos, pero no para los objetivos más importantes de la vida, que consiste básicamente en ser feliz, salir adelante, tener objetivos, prosperar, etcétera, etcétera, etcétera.

Luego también poco a poco fui descubriendo ideas bastante contraintuitivas, como por ejemplo que las personas más inteligentes, más ilustradas, con más estudios, supuestamente deberían ser aquellas que están más libres de prejuicios, de sesgos, de ideas preconcebidas, de obsesiones, ser más ecuánimes en el debate y demás, y sin embargo la literatura científica sugiere lo contrario.

Lo que está sucediendo es que todos esos manuales que nos leemos a veces sobre sesgos para no caer en ellos, es cierto que muchos de ellos podemos evitarlos, hay muchos tipos de sesgos, hay sesgos evitables, pero hay algunos tipos de sesgo que curiosamente cuanto más inteligente es una persona, más cae en ellos. Lo que pasa es que lo hace de maneras mucho más sofisticadas, a nivel cognitivo, y puede engañar a la audiencia, y de hecho cuando eres una persona culta, perspicaz, hábil con las palabras, nadie te puede chistar, y eso a su vez cae en ellos.