103 - ÉTICA EN LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL: ¿Hacia un futuro peligroso? 702az

A medida que la inteligencia artificial se integra en nuestra vida cotidiana diferentes países han comenzado a establecer regulaciones para garantizar su uso ético. En la Unión Europea, por ejemplo, se estableció en 2024 la llamada ley de inteligencia artificial que busca garantizar una IA segura y que sea confiable, abordando los riesgos asociados al uso de estos sistemas y estableciendo unas reglas claras sobre la transparencia y la supervisión que debería hacerse.

En Estados Unidos también está un poco en esa línea, ellos no tienen una ley, digamos, integral como pasa en la Unión Europea, pero tienen una serie de medidas que están imponiendo para regular el desarrollo y la utilización de esta herramienta, estableciendo también unos marcos legales que permitan controlar su uso en sectores que son críticos como el de la salud y la seguridad. Todo esto es de sentido común. Estas iniciativas son muy importantes porque sin una supervisión adecuada, esta tecnología puede llegar a generar problemas en lugar de resolverlos.

Una de las grandes cuestiones que se tiene precisamente que resolver es quién debería asumir la responsabilidad cuando a través de un sistema de IA se lleguen a tomar decisiones que sean erróneas o injustas. Por ejemplo, si un sistema de reconocimiento facial identificara a una persona como sospechosa sin pruebas suficientes, ¿será el responsable la empresa que diseñó el algoritmo o lo será la entidad que lo usa? Este tipo de debates son un punto clave en la creación de regulaciones, precisamente. Hay un consenso bastante general entre los expertos sobre la necesidad de que los desarrolladores de estos sistemas deban hacer pruebas mucho más rigurosas para garantizar que sus sistemas sean confiables y auditables.

De lo contrario, podemos terminar con tecnologías que estarán contaminadas de sesgos históricos que aplicarán en sus procesos sin que seamos conscientes de ello. Más allá de las regulaciones y de las responsabilidades, la ética en la IA es un debate que nos involucra a todos. No se trata sólo de una herramienta tecnológica sensacional con un potencial extraordinario, también es un fenómeno que va a impactar, nos guste o no, en culturas, economías y puede que hasta en los derechos humanos y en nuestro propio futuro como humanidad si no establecemos ciertas medidas de control.

Los dilemas éticos de la IA no son teóricos, tampoco son algo que podría llegar en el futuro, porque en realidad son cosas que ya están aquí y que afectan cada vez más a aspectos fundamentales de nuestra vida. Es imprescindible que haya transparencia con respecto a su funcionamiento y posibilidades para establecer la legislación adecuada que permita moldearla de la manera que sea más beneficiosa para la sociedad, porque esto va a cambiar muchas cosas.

Tengamos en cuenta que a medida que la IA vaya avanzando, su impacto se irá extendiendo más allá de la medicina y de la seguridad, afectando a otras áreas clave como el empleo, la educación y la privacidad personal. No hay duda que si bien sus aplicaciones pueden mejorar nuestra calidad de vida, también presentan retos éticos que exigen una regulación clara y una supervisión responsable. En el trabajo, la automatización impulsada por la IA transformará sin duda alguna y de manera radical el mercado laboral.

Empresas en sectores como la manufactura, el servicio al cliente e incluso la creación de contenido digital irán incrementando el uso de estos sistemas inteligentes y autónomos que irán también reemplazando tareas que hasta ahora eran realizadas por humanos. Esto va a ser inevitable. Por lo tanto, si bien esto puede mejorar la eficiencia y reducir los costos, ¿qué pasará con los trabajadores desplazados por la tecnología? Tiene pinta que esa creciente automatización podría también aumentar la desigualdad.