1- Caída de Constantinopla y rutas hacia las islas de las especias 2c4a48

Bienvenidos a Conquista e Imperio, América Hispánica, una serie de ecos de ultramar en la que os invito a explorar una de las etapas más trascendentales de la historia de la humanidad.

Desde la llegada de Colón, el establecimiento de un vasto imperio bajo el poder español, hasta las posteriores independencias.

A lo largo de esta serie viajaremos al pasado para descubrir cómo se construyó el imperio español en América.

Desde los primeros os entre conquistadores y pueblos indígenas, pasando por las campañas de expansión, las expediciones de figuras como magallanes que dieron origen a la primera globalización y la historia de los pirrinatos.

Abordaremos historias de encuentros y desencuentros, alianzas, enfrentamientos y relatos de exploración que transformaron para siempre la vida en el continente y en el mundo entero.

Cada episodio ofrecerá una mirada profunda a estos procesos, a las relaciones entre los recién llegados y los pueblos originarios y a la construcción de una sociedad llena de contrastes, tensiones y también de intercambios culturales.

Acompañe en Conquista e Imperio, América Hispánica y descubrid a los personajes y los eventos que definieron tres siglos de hegemonía española a través de los océanos, conectando territorios en un entramado que desafió las fronteras de su época.

Capítulo 1. Caída de Constantinopla y rutas hacia las Islas de las Especias.

Año 1453.

La emperatriz de las ciudades Constantinopla se encuentra asediada por el ejército turco del sultán Mehmed II.

Las murallas teodosianas sólo habían sido superadas una vez en la historia durante el famoso saqueo de Constantinopla en 1204, a manos de los cruzados europeos durante la cuarta cruzada. Sin embargo, el 29 de mayo de 1453, tras haber resistido durante aproximadamente 53 días, la ciudad fundada por Constantino el Grande en 330 después de Cristo, capituló.

La defensa de Constantinopla en 1453, liderada por el valiente emperador Constantino XI, se erigió como un épico símbolo de resistencia en la historia europea.

Consciente de la amenaza del imponente ejército otomano, Constantino decidió luchar hasta el final, uniendo su destino al de la ciudad que había jurado proteger.

En medio de un asedio brutal, destacó en las murallas, combatiendo junto a sus soldados con una determinación inquebrantable.

El sacrificio del emperador no sólo selló el destino de Constantinopla, sino que también encendió la chispa de la exploración.

La caída de la ciudad simbolizó el final de una era, y a su vez abrió las puertas a una nueva, donde navegantes audaces se aventuraron a cruzar océanos en busca de tesoros lejanos, transformando para siempre la historia del comercio y la geografía mundial.

Así, el espíritu de resistencia de Constantino y la búsqueda de nuevas rutas se entrelazaron, dando paso a una era de descubrimientos que cambiaría el curso de la humanidad.

Tras el asedio de la ciudad, el cierre de la ruta de la seda y el dominio otomano sobre el comercio en el Mediterráneo, hicieron que Europa buscara desesperadamente nuevas vías para acceder a las valiosas especias de Asia.

Portugal fue pionero en estas expediciones en busca de las preciadas especias, embarcándose en una serie de expediciones para alcanzar las míticas islas de las especias, y asegurar así su propio a las riquezas del lejano oriente.

Motivados por la pérdida de las rutas tradicionales a través del Mediterráneo, tras la caída de Constantinopla, los portugueses forjaron un camino alternativo que los llevaría hacia lo desconocido, los mares del sur.

Al mando de estos primeros viajes estaba el infatigable Enrique el Navegante, cuya visión transformó a Portugal en el centro de la exploración marítima de la época.

Aunque él mismo nunca viajó, fundó una escuela de navegación en Chagres, donde reunió a los mejores cartógrafos, astrónomos y navegantes de la época.

Desde allí, patrocinó expediciones a lo largo de la costa africana para expandir el conocimiento marítimo, buscando rutas directas a las riquezas de Asia.

Gracias a su liderazgo, los portugueses exploraron las islas atlánticas como Madeira y Azores, desarrollaron innovaciones náuticas como la carabela, y lograron avances que llevarían a futuras expediciones hacia el sur de África.

Las iniciativas de Enrique fomentaron una tradición de exploración y comercio que no sólo llevó a Portugal a las especias de oriente, sino que también a Portugal.