04-06-2025 In Illo uno unum - 10 Minutos con Jesús 386w3b

Dios mío, Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía inmaculada, San José mi Padre y Señor, ángel de mi guarda, interceded por mí.

Estamos a mitad de semana de esta primera semana de junio. Si estás, como yo, en el hemisferio norte, ya estarás pasando calorcito. Probablemente ves cerca ya las vacaciones, sobre todo si eres estudiante, estás terminando exámenes o por lo menos inmerso en ellos, en el estudio. Si eres ya profesional, pues te estará costando todo un poco más, meses de cierre de cosas, ganas ya de irte de vacaciones.

Y el calor, que todo cansa, etc. Pero a la vez, Jesús, qué maravilla es poder vivir estas situaciones quizá más cansadas o de mayor dificultad contigo, junto a ti, unidos a ti. Y a veces nos acostumbramos, pero tener al Señor con nosotros, a pesar de nosotros mismos, es que es el mayor don que se puede tener.

Y precisamente, pues el Evangelio de hoy, Jesús refiere esas palabras a su Padre. Es una oración de petición por la unidad. Jesús, tu Señor, le dices a Dios Padre, en esa oración sacerdotal de la última cena, dices, Padre, guárdalos para que sean uno, como yo en ti y tú en mí.

Llevamos ya casi un mes desde que fue elegido nuestro nuevo Papa, el Papa León XIV. Estamos rezando mucho por él, el Señor, y también estamos muy agradecidos por este don de un nuevo pontificado. Y probablemente sea el gran tema, por ahora, de nuestro Papa León, la unidad. Empezando por su lema, esas palabras de San Agustín, in hilo uno unum, en él, en Cristo, somos uno. Todos somos uno. Es el tema de la unidad que el Papa está implorando.

Una unidad que sea real, Señor, en tu Iglesia, que sea real entre todos los que formamos, pues este pueblo de Dios, este cuerpo místico de Cristo, cada uno cumpliendo la función que desempeña, el sacerdote, el laico, el religioso, todos, Señor, pues formamos parte de este cuerpo, que tú eres la cabeza. Por eso, pues, la Iglesia siempre prevalecerá, porque es tu esposa y porque la Iglesia, esencialmente, Jesús, eres tú. Y nosotros queremos estar, pues, unidos a ti y hacer, pues, ayudar a que este organismo, pues, salga adelante, siga creciendo, se mantenga siempre nuevo, porque tú, Señor, haces nuevas todas las cosas.

En este tema de la unidad, que el Papa, pues, tanto está insistiendo y da la sensación, pues, que va a ser uno de los grandes temas de su pontificado, en verdad no es un concepto nuevo. Y a todos, quizá, a veces, se nos puede llenar la boca hablar de unidad, nos damos cuenta que es un bien grande cuando, y lo podemos ver en miles de ejemplos, cuando una familia está unida ante las dificultades, pues, se reacciona mucho mejor.

Lo vemos también en, no sé, situaciones más banales, un deporte, un deporte de equipo, pues, cuando cada jugador, pues, cumple su función y están unidos, la suma de las individualidades es mucho mayor. Y, claro, la unidad es un fin al que todos tendemos y todos queremos, pero también es una tarea, es una tarea que nos la tenemos que trabajar, Jesús, y por eso te pedimos para la Iglesia, como está haciendo el Papa, y para nosotros, para nuestra propia vida, que seamos personas que generemos unidad.

A veces no es fácil y todos queremos, no creo que haya una persona que de primeras diga, no, yo trabajo para romper la unidad. El único que hace eso es el diablo, es el enemigo. Él sabe que cuando consigue separar, desunir a una persona por dentro, entre lo que realmente quiere y lo que luego hace, pues, tiene mucho ganado. Cuando consigue que una persona no vaya al fondo, cuando consigue que una persona sea superficial, cuando consigue que una persona, pues, se deje llevar por sus...