
6-8 EL YOGA DE JESÚS - PARAMAHANSA YOGANANDA 6m1a6z
Descripción de 6-8 EL YOGA DE JESÚS - PARAMAHANSA YOGANANDA 4013c
Audiolbro Les recomendamos encarecidamente que lean la monumental obra de Paramahansa Yogananda “La segunda venida de Cristo” de la que este audiolibro es una pequeña fracción. El título completo de esa obra, la cual ocupa tres tomos, es: LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO La resurrección del Cristo que mora en tu interior Un revelador comentario sobre las enseñanzas originales de Jesús Link a enlace original: https://www.youtube.com/watch?v=KDotjTZTvI0 TODOS LOS VIDEOS DE LUIS F. CAMINO DE PARAMAHANSA YOGANANDA EN: https://www.youtube.com/@luisfcamino1 6l4n5g
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El yoga del amor divino que enseñó Jesús.
Capítulo 7 Las bienaventuranzas y tomando la palabra les enseñaba diciendo bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos. Mateo capítulo 5 versículos 2 y 3 Referencia paralela y él alzando los ojos hacia sus discípulos decía bienaventurados los pobres porque vuestro es el reino de Dios.
Lucas capítulo 6 versículo 20. Cuando Jesús enseñaba les transmitía a sus discípulos tanto a través de la voz como de los ojos su divina fuerza vital y su sagrada vibración a fin de que serenamente se sintonizaran con él y se llenasen de magnetismo divino de manera que mediante el entendimiento intuitivo fueran capaces de recibir plenamente su sabiduría.
Los poéticos versículos de Jesús que comienzan con la palabra bienaventurados son conocidos como las bienaventuranzas o beatitudes. Beatificar es hacer supremamente feliz a alguien. La beatitud o bienaventuranza significa la bendición, la dicha del cielo. Jesús deja aquí asentada con fuerza y simplicidad una doctrina de principios morales y espirituales cuyo eco sigue resonando sin decrecer a lo largo de los siglos.
Por medio de estos principios la vida del hombre queda bendecida, colmada de bienaventuranza celestial. La palabra pobres, tal como se haya expresada en la primera bienaventuranza, significa desprovistos de todo engalanamiento superficial externo relacionado con la riqueza espiritual. Aquellos que poseen verdadera espiritualidad jamás hacen alarde de ella.
Más bien expresan con naturalidad una humilde ausencia de ego y de sus vanagloriosos adornos. Ser pobre de espíritu significa que uno ha despojado su propio ser interno, su espíritu, del deseo y apego por los objetos materiales, las posesiones terrenales, los amigos de mentalidad mundana y el amor humano egoísta.
Mediante la purificación inherente a esta renuncia interior, el alma se percata de que siempre ha poseído todas las riquezas del reino eterno de la sabiduría y la bienaventuranza, y desde ese momento reside en dicho reino, comulgando sin cesar con Dios, y sus santos. La pobreza de espíritu no implica que hayamos de convertirnos necesariamente en indigentes, pues al privarnos de aquello que es esencial para el cuerpo, la mente podría distraerse y apartarse de Dios. Lo que en realidad significa es que no debemos conformarnos con las posesiones materiales en lugar de conseguir la abundancia espiritual.
Las personas materialmente ricas pueden ser pobres en desarrollo espiritual interior si su opulencia provoca el hartazgo de los sentidos, en tanto que quienes han elegido ser materialmente pobres, quienes han simplificado las condiciones externas de su vida para dedicar tiempo a Dios, cosecharán beneficios espirituales y un grado tal de plenitud que ningún tesoro de este mundo podría jamás comprar. Jesús elogió de esta manera a las almas que son pobres de espíritu, completamente libres del apego a la fortuna y a las metas mundanas personales, por haber preferido la búsqueda de Dios y el servicio a los demás.
Sois benditos a causa de vuestra pobreza. Esta os abrirá las puertas hacia el reino de Dios, quien todo lo provee y os aliviará tanto de las necesidades materiales como de la
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