3. Fulgrim Vs Ferrus Manus. Hermanos con las manos ensangrentadas. ap6e

Bienvenidos de nuevo a Storytellers en Español. Aquí, a vuestro servicio, vuestro amigo Juan Lamas.

Hoy, en nuestra nueva entrega, seguimos dándole caña a Warhammer 40.000 y exprimiendo el limón de Fulgrim. Menuda limonada o ensalada hicimos el otro día, en nuestra primera entrega, así que hoy, atacamos otro fragmento de la misma novela de Fulgrim, del mismo autor, de Graham McNeill.

Un fragmentito super importante en el lore de Warhammer. Ferdus Manus, o como le dice mi vecino, el Primarca Mano Lata, es el Primarca de la Legión de los Manos de Hierro. No se quebraron con el nombre, porque se llama así, simplemente porque tiene una mano recubierta de un biometal con el que puede, por ejemplo, convertir su puño en un martillo y así participa en el programa ese que hay de Forjado a Fuego, ese en el que unos herreros amateur compiten para ganarse 10.000 pavos.

Sí, amigo, tu cuchillo criollo matará. No sé si lo habéis visto, que sale un japo que hace de juez y le pegan machetazos a un muñeco de estos de ondami. Vale, pues ese, ¿no? Incluso un cochino, cogen un cochino y le pegan con él. Entonces, bueno, Ferdus Manus, por lo que se ve, le gustaba mucho la forja y le forjó a su hermanito una espadita muy chula y él mismo llevaba una maza, un martillo de guerra, que se llama Rompeforjas, que era la caña.

Entonces, bueno, ya fuera bromas, el enfrentamiento de hoy también va a marcar la vida y el devenir de Fulgrim, porque sabéis que Fulgrim es el primarca más inclusivo, es muy amigui, bueno, era, era muy amigui de Ferdus Manus y que ya cuando estaba ya poseído, poseidito, ¿vale?, como Anabel, por un demonio de Slanes, pues se convierte en un traidor zuelo contra su propio hermano.

Bueno, en este capítulo, ¿vale?, en esta entrega, Elías Lozano, ¿vale?, va a ser de narrador y así pues vamos variando y así pues no os cansáis de mí narrando ni de nadie, ¿no? Clearco, porque es la voz perfecta, ¿no?, hará de Fulgrim y un nuevo amigo, Daniel, hará de Ferdus. Así que yo hoy voy a descansar y solamente os voy a hacer esta humilde introducción y no me lío más, ¿vale? Ya se sabe lo que dicen de que dos no se pelean si uno no quiere, pero en este caso, ambos quisieron y como también se dice, sólo puede quedar uno.

Fragmento de la obra Fulgrim, de Graham McNeill. Capítulo 24. Hermanos con las manos ensangrentadas.

Ferdus Manus golpeaba a su alrededor con los puños. Dos bolas gemelas de acero plateado que aplastaban huesos y atravesaban armaduras allí donde impactaban. Había dejado a un lado la pistola ya que no le quedaba más munición, pero no necesitaba armas para ser una máquina de matar.

Ninguna espada podía herirlo y ningún disparo podía penetrar en su armadura. Cada uno de sus golpes era una fluida economía de movimientos. Mataba cada paso que daba, mientras hacía avanzar la formación en cuña de los morlock hacia el corazón de la línea enemiga. La espada que llevaba al cinto le pesaba como una losa de justicia cósmica, pero no quería desenvainarla. No, hasta que se enfrentara a su traicionero hermano y le revelara cuál era su terrible propósito antes de cobrarse su venganza.

Ansiaba dejar atrás a sus guerreros, abrise paso de un modo sangriento entre los traidores para buscar a Fulgrim, pero mientras la victoria no estuviera asegurada, no podía abandonar sus obligaciones de mando y buscar un duelo con su antiguo hermano para resolver de una vez por todas la enemistad que existía entre ellos. El fuego y el clamor de la guerra lo rodeaban. De los tanques destrozados y de las posiciones defensivas reventadas surgían columnas de humo.